A ra?de la presencia en Santa Cruz de una presunta “c?la terrorista”, desmantelada por el gobierno boliviano de manera irregular y bastante sospechosa, Evo Morales est?provechando para iniciar una feroz cacer?de brujas contra los l?res cruce? El gobierno recurre todo tipo de artima? e incluso a testigos falsos con amplio prontuario policial, para incriminar a empresarios, l?res pol?cos, dirigentes c?cos y activistas de derechos humanos, en una presunta conspiraci?nternacional para escindir el departamento del territorio boliviano. Previamente, se enviaron contingentes militares a Santa Cruz, tal como se hizo en septiembre del a?asado en la provincia de Pando, donde el oficialismo depuso ilegalmente a las autoridades departamentales y llev?la c?el injustamente al prefecto Leopoldo Fern?ez. Pero mientras el miedo cunde en la poblaci?ruce? los dirigentes se ven obligados a invertir su tiempo en defenderse de las falsas acusaciones, Evo Morales ejecuta un golpe de Estado. El golpe consiste en: Primero, descabezar a la Corte Suprema de Justicia, comenzando con su presidente, el magistrado Eddy Fern?ez; Segundo, aprovechar la renuncia del presidente de la Corte Nacional Electoral, Jos?uis Exeni, para tomar el control absoluto del sistema electoral boliviano; Tercero, desconocer los referendos auton?os realizados el a?asado, argumentando que autonom?equivale a secesi? Cuarto, convocar a un “pacto antiterrorista” entre las Fuerzas Armadas, las polic? y los factores oficialistas, para forzar a las instituciones nacionales a alinearse con Evo Morales frente a la presunta “conspiraci?errorista” de la oposici?y Quinto, eliminar la propiedad privada, mediante un decreto que permitir?incautar los bienes de los supuestos “terroristas“ y “secesionistas”; es decir, de todos los opositores. El objetivo de Evo Morales es instaurar una dictadura, antes de que salga a la luz su responsabilidad en la masacre de Pando y antes de que los efectos de la crisis econ?a global debiliten a??a su gobierno. Esperamos que las instituciones nacionales -particularmente las Fuerzas Armadas- no se dejen chantajear por la propaganda del gobierno, y que obliguen a Morales a retroceder en sus pretensiones totalitarias. En cuanto al desmantelamiento de la presunta “c?la terrorista”, urge iniciar una investigaci?eria e imparcial, dejando a un lado el uso pol?co que el gobierno pretende darle.