• Jorge Hernández Fonseca
  • 26/04/2009
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CASTRO VS. OBAMA: LA BATALLA EQUIVOCADA - cubalibredigital.com

25 de Abril de 2009 Tal y como se anunciaba, y antes de completarse los primeros 100 d? de la administraci?e Barack Obama frente de los destinos Norteam?ca, se ha producido el esperado encontronazo entre el flamante presidente y la dictadura m?antigua del Continente, mientras los cubanos observamos (sin participar) el desarrollo de una lucha que deber?haber sido nuestra. Despu?de un inicio favorable a Obama, quien antes de la Cumbre de las Am?cas dio un golpe de efecto que paraliz? contrario --liberando viajes y env? de dinero de los cubano-americanos-- la disputa ha comenzado a emparejarse. De hecho, Castro tiene numerosos aliados (entre los incondicionales y los condicionales) en toda Am?ca Latina, que le ayudaron a asimilar este primer golpe y a convencer a Obama --y a la opini??ca-- de que no era “justo” que Estados Unidos esperase un gesto de reciprocidad de parte del dictador cubano. En realidad, Castro respondi?si de inmediato al gesto de Obama, pero como de costumbre, de manera ret?a, con tres reflexiones en menos de 24 horas. Fue un Castro inconexo y lamentable, que no hab?hallado todav?el camino de la riposta efectiva. En su primer escrito habl?l embargo; en su segundo art?lo habl? la ley del ajuste cubano y ya en la tercera reflexi?contra la OEA, hall?r fin el camino m?conveniente, haciendo el papel de v?ima que lo ha caracterizado contra Estados Unidos y que tan buen resultado le ha dado. En medio del enfrentamiento virtual apareci??isiblemente descompuesto (no se sabe bien por qu?y expres? manera en?ica (y casi convincente) que Cuba estaba dispuesta a discutir “de todo”, como acostumbra la propaganda castrista a decir que hay en Cuba, es decir, ‘de nada’. En respuesta sali?la palestra Hillary Clinton a congratularse por la oferta raulista y casi a sentar las bases de lo que ser?el inicio de la distensi?ntre Cuba y EUA. Craso error. La retorica castrista fue derivando hacia temas que separaban (en vez de aproximar) a los contendientes, desmintiendo lo dicho por Ra?“donde dijo digo, ten?que haberse interpretado Diego”). Castro aprovech?ra alfiletear a Hugo Ch?z, cuando describi?s “posiciones abyectas” de “algunos” de los “dirigentes” en el trato con Obama en la Cumbre. El dictador no soport? esp?tu genuflexo de Ch?z, que literalmente se derriti?ando Obama se dirigi?rsonalmente a ?para estrechar su mano. Este momento, y el regalito que Ch?z le ofreci?icionalmente en p?co a Obama, deben haber sido tragos amargos para el dictador cubano. Para dar una se?inequ?ca, Castro ensalz? una de sus reflexiones nada menos que a Daniel Ortega, el jefe de estado m?gris que tom?iento en la Cumbre, el que, justificando el tiempo adicional que tom? otros jefes de estado hablando, argument?e “hab?tenido que esperar mucho tiempo en su avi?ntes de desembarcar, pasando un calor insoportable”. Ortega fue posteriormente recibido por los hermanos Castro como ‘la estrella de la Cumbre’ y habl?sta por los codos en la TV cubana donde critic?ramente a Ch?z sin mencionarlo. La dictadura tambi?hizo circular rumores de comentarios de Rafael Correa dici?ole a uno de sus colega del ALBA que Ch?z “lo iba a dejar s?, “como lo hab?dejado a ?en el grupo de R?reunido en Rep?ca Dominicana cuando ambos enfrentaban a Uribe, con el cual hab?corrido Ch?z a abrazarse”. La pusilanimidad de Ch?z pudiera causar un cisma en el ALBA, en momentos que su chequera no soporta m?compensar con dinero su total incompetencia. Lo que para Castro significa un drama, para Obama se constituye en un triunfo resonante frente a sus enemigos jurados en la regi?que tendr?que recomponer sus relaciones internas ahora afectadas. Castro por su parte, desmintiendo a Ra?criticando a Obama y alfileteando a Ch?z, se ha erigido en una torre inaccesible en el ?a, solamente avalado por Daniel Ortega. Peligroso papel est?ugando el dictador cubano en momentos que EUA pudiera acercarse adicionalmente a Venezuela, de la cual depende econ?amente la dictadura cubana, a pesar de los pesares y del derretimiento del gorila de Barinas con el presidente norteamericano. Obama por su parte, retornando de la Cumbre ha pasado a dedicar su tiempo a asuntos m?importantes para EUA, al igual que su Secretaria de Estado, dejando ambos un poco de lado el drama interno del ALBA con el surto pasional de Ch?z hacia Obama. Castro ha continuado tocando la misma tecla (despu?que la encontr?e manera ret?a, dejando a Ra?n posici?nc?a al decirle en otras palabras “cada vez que te dejo solo, la haces”. Obama desde luego que calcul?l a Castro. Ahora comienza a aprender lo que ya saben los anteriores 10 presidentes de los Estados Unidos. De haber tenido Castro similar esp?tu que Ch?z, ya se hubiera rendido a los pies de Obama, pero es otro el caso. No obstante, y a pesar del apoyo que la posici?astrista tiene en Am?ca Latina, no hay argumentos nuevos contra EUA en las fren?cas y sucesivas (diarias) ‘reflexiones’ de Castro. El dictador cubano no har?l pr?o gesto como ser?l?o esperar, y Obama lo permitir? instancias de Lula da Silva y comparsa, pero no hay argumentos adicionales en sus ‘reflexiones’ para el inmovilismo castrista despu?del primer paso unilateral dado por Obama, ni siquiera actuar sobre la leonina tasa de cambio del d? en Cuba, que le hacer perder 20% de su valor de manera arbitraria. Aparentemente, la meta de la dictadura ahora es conseguir en EUA la autorizaci?e viajes de los norteamericanos a la isla, aspecto parcialmente encaminado en el Congreso. De esa manera la dictadura conseguir?su verdadero objetivo, que representa una inyecci?con?a importante en momentos dif?les y le permite a Obama no polemizar directamente con los hermanos Castro, dejando los mecanismos congresionales actuar a favor del dictador cubano. As?as cosas, los art?los diarios del dictador han derivado hacia otros asuntos. Ha terminado el primer gran encontronazo de la administraci?bama con la dictadura castrista. Tres grandes preguntas quedan sin embargo en el aire: ¿har?uba por su parte un gesto, aunque sea m?mo --no ret?o-- que demuestre a los ojos de Latinoam?ca que realmente desea mejorar sus relaciones con Estados Unidos?; ¿habr?estos unilaterales adicionales por parte de Obama y sus hombres, fuera del esperado acuerdo congresional respecto a los viajes de ciudadanos norteamericanos a la isla?; ¿hasta cuando Latinoam?ca continuar?ando cr?to gratuito a la dictadura, olvidando la opresi?dicional que este cr?to implica en la yugular del sufrido pueblo cubano? Comenzar?or la pregunta final. Para la Latinoam?ca actual, el problema cubano se reduce al diferendo Cuba-Estados Unidos, lo cual fue confirmado en Trinidad Tobago con la posici?sumida por Obama. Aparentemente no hay problemas en Cuba fuera del diferendo con Norteam?ca y este punto solamente Obama puede colocarlo de nuevo en el contexto correcto. Estados Unidos, en lugar de situar la problem?ca que sufre la poblaci?e la isla como siendo la causa principal de todos los problemas, se ha limitado a discutir sobre los temas conflictivos de las relaciones comunes, como si la dictadura implantada en la isla, seguida de la confiscaci?in compensaciones de todos los bienes y servicios cubanos y norteamericanos hace 50 a?no fuera la causa real del embargo, del exilio cubano, sus viajes, sus remesas, la inmigraci?legal, sin llegar a tocar aspectos subyacentes m?profundos (y reales) como el apoyo y financiamiento a la subversi?egional que cost?ntas vidas en los “a?de plomo”. Respecto a las otras dos preguntas. Cuba no har?no se lo exige nadie, ni siquiera EUA) gestos que no est?enmarcados n?damente dentro de sus intereses dictatoriales. De nuevo tendr?ue ser Obama el hombre de los gestos hacia la isla que lo critica y condena, animado por sectores de su partido comprometidos con Castro por un lado y por la Latinoam?ca de Lula da Silva por otro, que ha dejado a los cubanos solos a su suerte ante una tiran?que los desprecia, y que no han sabido recomponer su lucha a trav?de una instituci?epresentativa. El actor principal del drama que acabamos de analizar es el pueblo de dentro y fuera de la isla y ha sido el ?o que no ha sido tenido en cuenta por ninguno de los contendientes. Por un lado, Obama no tiene porqu?epresentar el pueblo de un pa?que no es el suyo; por otro lado, los intereses que cuida el dictador cubano son los asociados a su esquema de opresi?de manera que lo ?o que pudiera balancear este contrapunto dual ajeno a los cubanos, ser?la aparici?e una instituci?epresentativa de la oposici?ubana de dentro y fuera de la isla. La batalla analizada sin embargo est?n sus inicios, pero cualquiera de ambos contendientes que la gane, no representar?ecesariamente la victoria del pueblo cubano contra la dictadura. Por eso, es importante comprender que estamos ante la batalla equivocada. La batalla real de los cubanos de dentro y fuera de la isla es en contra la dictadura que lo oprime, tenga o no diferencias con los EUA, piense Lula da Silva como piense, se derrita Ch?z o no con Obama.